ANNIE LEIBOVITZ
Por: Ana D. Vázquez Acosta
Estudiante de la Licenciatura en Fotografía de la UdeG
Cuando se escucha el nombre de Annie Leibovitz es posible que vengan a la mente montones de bellas imágenes que nos pueden haber impactado por su composición, por los personajes o por la historia que cuentan.
Foto de Annie Leibovitz. Autorretrato.
A sus 61 años es la fotógrafa mejor pagada en el mundo
con tan solo 3 millones de dolares al año gracias a sus trabajos
con Vanity Fair y Vogue.
Esta fotógrafa excepcional nació en Connecticut el 2 de Octubre de 1949. Su formación como fotógrafa empezó a muy temprana edad ya que en su casa era habitual hacer fotos y para ella la cámara fotográfica nunca fue nada extraño.
A finales de los años sesenta cuando con su familia se trasladó a Filipinas nace en ella ese deseo por la fotografía e inicia sus primeros pasos en este mundo.
Su padre, militar de carrera, fue trasladado a este país asiático durante la guerra de Vietnam y fue allá donde Annie tuvo su primer contacto con un cuarto oscuro y dónde empezó a fotografiar lo que había a su alrededor. Así, paso varios años viviendo con su familia en diversos puntos del mundo y adquiriendo conocimientos fotográficos para posteriormente licenciarse en Bellas Artes en Estados Unidos y trabajar como fotógrafa profesional. Allí es dónde empieza su verdadera carrera.
Annie Leibovitz dio a conocer su trabajo al mundo con la legendaria foto de Jhon Lennon y Yoko Ono, no sólo por su extraordinaria composición sino porque a pocas horas de haber terminado con la sesión fotográfica en la vivienda de Lennon, el artista fue asesinado. Ante tal escándalo la fotografía tenía una fuerza por si misma que la revista Rolling Stone decidió publicarla como portada. No hacía falta nada más, sólo la foto y el nombre de la revista. Gracias a este trabajo fue nombrada fotógrafa en jefe de la Rolling Stone en 1973, hasta su traslado a la revista Vanity Fair.
Annie Leibovitz dio a conocer su trabajo al mundo con la legendaria foto de Jhon Lennon y Yoko Ono, no sólo por su extraordinaria composición sino porque a pocas horas de haber terminado con la sesión fotográfica en la vivienda de Lennon, el artista fue asesinado. Ante tal escándalo la fotografía tenía una fuerza por si misma que la revista Rolling Stone decidió publicarla como portada. No hacía falta nada más, sólo la foto y el nombre de la revista. Gracias a este trabajo fue nombrada fotógrafa en jefe de la Rolling Stone en 1973, hasta su traslado a la revista Vanity Fair.
Jhonn Lennon y Yoko Ono,
En 1975, con el objetivo de adentrarse más en el campo publicitario, Annie decidió irse de gira por todo Estados Unidos y Canadá con la famosa e innovadora banda los Rolling Stones.
Aunque Leibovitz tuvo muchos beneficios con esta gira y logró destacar esta experiencia a través de un fantástico legado de fotos de los Stones tanto en concierto como fuera del escenario, esta gira también significó un lado oscuro en su carrera ya que junto con los miembros de la agrupación cayó en una espiral de drogas, alcohol y descontrol. Sin que esto ocasionara algún demérito profesional Annie ha aprovechado el don de la oportunidad que ha tenido en varios momentos de su vida además de una capacidad creativa y de adaptación única.
“Para hacer la mejor foto posible uno tiene que formar parte de lo que sucede, hacer todo lo que hacen ellos, luego puedes estar allí, fundirte con el ambiente y hacer todas las fotos que quieras”. Annie Leibovitz.
Más tarde, en el año de 1983 dejó su trabajo en la revista Rolling Stone para trabajar enVanity Fair dónde hasta hoy en día ha fotografiado a una infinidad de personalidades que después de pasar por su lente terminan por convertirse en grandes iconos. Basta con recordar la famosa portada de Demi Moore desnuda en su última etapa de embarazo, entre muchas otras.
Demi Moore en Vanity Fair
Sin duda alguna es una de las fotógrafas más destacadas de los últimos tiempos. Annie Leibovitz es una artista que crea tendencia por lo que se atreve a mencionar que ella reinventó y perfeccionó el concepto de “portada”.
Uno de los factores más importantes de su trabajo como para todo fotógrafo es “saber entender a la gente”, es decir, el saber cómo hacer sentir cómodo al que está frente al objetivo, hacerlo cómplice de la escena.
Aún sin finalizar su trabajo en el ambiente del espectáculo, Annie vuelve a rebasar expectativas cuando en 1993 se trasladó a Sarajevo para darnos su particular visión acerca de la guerra y dejando de lado las elaboradas fotos de estudio y los encargos publicitarios Annie vuelve a sus orígenes para utilizar cámaras más pequeñas, equipos más modestos y sobre todo una actitud totalmente distinta tras el objetivo.
Comandante en Sarajevo
En estas fuertes imágenes Annie muestra la cara de la guerra, haciéndonos recordar lo que ella vivió en su infancia y donde captura con su cámara imágenes de una fría realidad.
“Era la guerra. Todo estaba desgarrado más allá de la vida o la muerte. No había ninguna razón para vivir o morir”. Annie Leibovitz.
Dejando atrás la guerra encontramos entre sus últimas series las fotografías que hizo para Disney, con actores de primera línea en las que a diferencia de la sencillez técnica de la serie de la guerra, en éstas todo está específicamente estudiado: La preparación de los escenarios, la luz, el vestuario. Absolutamente todo está calculado al milímetro y en el resultado final el procesado de la imagen y el retoque fotográfico pasan a adquirir un protagonismo más que notable.
La bella y la bestia, serie Disney
En sus últimos trabajos el uso del procesado digital -a veces rebasando el límite de lo real- es un hecho recurrente, bastante lejos de lo que había realizado en su trayectoria como fotógrafa aunque sin detrimento de su talento. Es así que la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos reconoce de forma acertada a Annie Leibovitz como una “leyenda viviente” que a lo largo de su carrera sigue aportando al mundo de la fotografía.
FUENTES:
Edición y corrección: Norma Mendoza
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